Durante décadas, el vidrio fue el material por excelencia en la fabricación de lentes para anteojos recetados. Su calidad óptica era —y sigue siendo— inigualable: ofrece una nitidez superior y una gran resistencia al rayado. Sin embargo, con el tiempo, fue perdiendo terreno frente a materiales más seguros y livianos.
Hoy, muchas personas se sorprenden al enterarse de que los anteojos de vidrio prácticamente han desaparecido del mercado, o que solo pueden ofrecerse bajo condiciones muy puntuales. ¿Qué pasó? ¿Por qué un material tan noble y preciso dejó de ser la primera opción?
En esta nota te contamos cómo evolucionó el uso del vidrio en la óptica, qué otros materiales lo fueron reemplazando y cuáles fueron los motivos detrás de este cambio, incluyendo un hito clave en la historia: la famosa prueba de la bala de acero en Estados Unidos.
Lentes de vidrio: pionero en la historia de la óptica
El vidrio es parte fundamental de la historia de los anteojos. Los primeros lentes correctivos de los que se tiene registro, hacia fines del siglo XIII en Italia, ya utilizaban vidrio como material óptico. Eran lentes convexas, pensadas principalmente para corregir la presbicia. Con el tiempo, la fabricación del vidrio se fue perfeccionando, lo que permitió desarrollar anteojos cada vez más precisos y eficientes.
Durante siglos, el vidrio fue el estándar indiscutido en óptica. Su transparencia, durabilidad frente a rayaduras y excelente calidad de imagen lo convirtieron en el material preferido tanto por ópticos como por usuarios. Ya en el siglo XIX, con la Revolución Industrial, comenzaron a incorporarse métodos más sistemáticos para la producción de lentes, como el tallado mecánico y el pulido con abrasivos, lo que permitió mejorar la calidad y reducir los costos.
Más adelante, en el siglo XX, la producción de lentes de vidrio se benefició de tecnologías más sofisticadas, como el templado químico, la aplicación de tratamientos antirreflejo y los recubrimientos endurecedores. Todo esto mantuvo al vidrio como el material dominante en la óptica por décadas.
Es importante distinguir entre el vidrio mineral tradicional —el más común en la fabricación de anteojos durante buena parte del siglo XX— y los vidrios con óxidos de lantano, una evolución más reciente. Estos últimos ofrecen un índice de refracción más alto y una calidad óptica aún superior, permitiendo lentes más delgadas y livianas para graduaciones elevadas. Si bien el vidrio lantano sigue siendo utilizado en óptica de alta gama, su costo y delicadeza lo relegan a usos muy específicos.
Con todo, era sencillo encontrar lentes tanto de visión simple como multifocales tallados en estos materiales, no solamente en laboratorios genéricos sino también en reconocidas marcas como Carl Zeiss y Rodenstock.
¿Por qué se dejó de usar tanto el vidrio?
A pesar de sus virtudes ópticas, el vidrio comenzó a perder protagonismo con el avance de los materiales plásticos, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX. ¿El motivo principal? La seguridad.
El vidrio, incluso cuando está templado, sigue siendo frágil ante golpes fuertes. Un anteojo que se cae al piso puede terminar con el lente astillado o directamente roto, lo cual representa un riesgo potencial para los ojos del usuario. Esta preocupación se volvió especialmente relevante en contextos escolares, deportivos o laborales, donde una rotura accidental podía causar lesiones graves.
Además, el vidrio es notablemente más pesado que los materiales plásticos modernos, lo que lo hace incómodo para un uso prolongado, especialmente en anteojos con lentes gruesos o grandes.
El punto de inflexión llegó en Estados Unidos durante la década de 1970, cuando la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos) estableció regulaciones estrictas sobre la resistencia al impacto de los lentes oftálmicos. A partir de ese momento, todos los anteojos recetados debían superar una prueba conocida como el drop ball test, donde una pequeña bola de acero se deja caer sobre el lente desde cierta altura para comprobar su resistencia.
Este test marcó un antes y un después: los lentes de vidrio, si no estaban templados correctamente, no lo superaban. Y aun así, seguían representando un mayor riesgo en comparación con los materiales plásticos, que podían diseñarse específicamente para resistir impactos. Desde entonces, el vidrio solo puede ofrecerse bajo receta y con consentimiento informado, lo que en la práctica redujo su uso a un nicho muy puntual.
Los materiales que reemplazaron al vidrio
Con el correr de las décadas, distintos materiales plásticos fueron ganando terreno en la fabricación de lentes oftálmicos. Estos nuevos compuestos ofrecían ventajas claves: menor peso, mayor resistencia a los impactos y mayor flexibilidad en el diseño. Entre los más utilizados hoy en día, se destacan:
CR-39®
También conocido como “resina” o “orgánico estándar”, fue uno de los primeros materiales plásticos en reemplazar al vidrio. Su principal ventaja es que tiene el mejor número de Abbe, lo que significa que presenta bajas aberraciones cromáticas (desviaciones de color), ofreciendo una calidad óptica superior en comparación con otros plásticos. Es liviano, fácil de trabajar y mucho más seguro ante roturas. Es ideal para graduaciones bajas y medias.
Policarbonato
Es uno de los materiales más resistentes a los golpes, por lo que se utiliza especialmente en anteojos de uso infantil, deportivo, industrial o de seguridad. Sin embargo, tiene una alta cantidad de aberraciones cromáticas, lo que puede afectar la nitidez y la calidad visual. Además, son lentes que suelen rayarse fácilmente.
Trivex®
Una evolución del policarbonato, el Trivex® combina resistencia al impacto con una mejor calidad óptica y menor dispersión de luz. Es ultraliviano, y tiene un número de Abbe superior al policarbonato, lo que mejora la calidad visual. Es muy recomendado para quienes buscan lentes resistentes y nítidos a la vez.
Índices altos (1.67, 1.74 y más)
Existen resinas de alto índice de refracción que permiten fabricar lentes más delgados para graduaciones elevadas. Si bien no tienen la misma nitidez que el vidrio lantano, se acercan bastante y ofrecen una gran mejora estética y de confort.
Estos materiales no solo cumplieron con los requisitos de seguridad exigidos por organismos como la FDA, sino que también acompañaron la evolución estética de los anteojos: diseños más livianos, delgados y cómodos, sin resignar durabilidad ni protección.
¿Todavía se pueden hacer lentes de cristal?
Aunque los lentes de cristal fueron durante mucho tiempo el estándar en la óptica, hoy en día es difícil encontrarlos en la mayoría de las ópticas debido a sus desventajas de peso y la mayor fragilidad en comparación con los plásticos. Sin embargo, sí se siguen fabricando, aunque en menor cantidad y generalmente para casos específicos, como graduaciones altas o lentes de sol de alta gama.
Marcas como Ray-Ban continúan ofreciendo lentes de cristal en algunos de sus modelos más populares, como los Wayfarer y Aviator. Estos lentes de vidrio ofrecen una mayor resistencia a los rayones y una claridad visual superior, lo que los hace ideales para condiciones luminosas extremas. Además, los lentes de vidrio siguen siendo una opción preferida en algunas zonas áridas de Argentina, donde los lentes de cristal son preferidos debido a su mayor durabilidad frente a los arañazos que los plásticos pueden sufrir con más facilidad en estos climas.
Aunque su uso ha disminuido considerablemente, el vidrio sigue siendo una opción destacada en óptica para quienes buscan calidad visual de alto nivel y durabilidad.
Ray Ban Aviator
Lentes de Cristal: ventajas y desventajas
Ventajas:
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Alta resistencia a los rayones: Son mucho más difíciles de rayar que los lentes de plástico.
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Excelente calidad óptica: Suelen ofrecer una visión más nítida y precisa.
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Menor distorsión: En general, presentan menos aberraciones ópticas.
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Más delgados en graduaciones altas: Gracias a su mayor índice de refracción.
Desventajas:
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Frágiles: Se quiebran o astillan con mayor facilidad ante golpes o caídas.
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Pesados: Son significativamente más pesados que los de plástico, lo que puede resultar incómodo con el uso prolongado.
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No recomendados para niños o actividades deportivas: Por el riesgo de rotura.
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Limitación en tratamientos especiales: Algunos tratamientos como filtros de luz azul o polarizados pueden ser más difíciles o costosos de aplicar.
¿Quiénes deberían optar por lentes de vidrio?
¿Quiénes deberían elegir lentes de vidrio? Si bien la mayoría de las personas optan por materiales plásticos debido a su ligereza y resistencia, los lentes de vidrio siguen siendo recomendados para situaciones específicas donde la calidad óptica es prioritaria. Estos lentes son ideales para quienes tienen graduaciones altas, ya que proporcionan una claridad visual superior a la que los plásticos no pueden igualar.
Además, los lentes de vidrio son altamente recomendados en zonas áridas de Argentina, donde su capacidad de resistir rayaduras los hace más duraderos en climas polvorientos. Si bien los materiales plásticos pueden ofrecer comodidad, los lentes de vidrio siguen siendo la opción preferida para quienes buscan resistencia y claridad visual.
En el caso de las lentes de sol, las personas que buscan protección UV avanzada y una calidad visual superior también pueden optar por lentes de vidrio, ya que estos proporcionan una excelente claridad y protección frente a los rayos solares.
No olvides pedirle a tu oftalmólogo de confianza que coloque la recomendación en la receta.
Hablemos sobre los Lentes de plástico: ventajas y desventajas. ¿Solo para niños y atletas?
No. Aunque son ideales para niños y personas activas, los lentes de plástico hoy en día se adaptan a casi cualquier tipo de usuario, gracias a los avances en tecnología óptica.
Ventajas:
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Livianos y cómodos: Mucho más ligeros que los de vidrio, ideales para uso prolongado.
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Alta resistencia a impactos: No se quiebran con facilidad, lo que los hace seguros para niños, deportistas y uso diario.
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Fáciles de personalizar: Aceptan fácilmente tratamientos como antirreflejo, filtro de luz azul, fotocromáticos, entre otros.
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Versatilidad estética: Permiten diseños más delgados, incluso en graduaciones moderadas.
Desventajas:
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Más propensos a rayarse: A menos que tengan un buen tratamiento endurecido.
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Ligeramente menor nitidez óptica: Aunque la diferencia es mínima en la mayoría de los casos.
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Pueden ser más gruesos en altas graduaciones: Aunque esto depende del tipo de material plástico usado (ej. policarbonato vs. CR-39).